No es ninguna novedad decir que para ir al gimnasio es necesario encontrar una motivación. Ya sea la llegada del verano, un viaje a la playa o el reencuentro con un viejo amor, siempre existe un estímulo que nos lleva al ‘gym’ con más regularidad de lo normal. Aquellos que pasan de ir argumentan que les parece aburrido, que no va con ellos eso de mirarse al espejo mientras repiten ejercicios hasta la saciedad. Son también los que suelen decir que ir al gimnasio no es hacer deporte, que para hacer eso hay que sudar o al menos competir. Leer más…